Cuando estuve en la Tate Modern me llamó la atención que en abril iban a organizar una retrospectiva de la obra de Damien Hirst del 4 de abril al 9 de septiembre 2012, bien pues ya ha llegado. De momento creo que voy a quedarme con las ganas de verla pero aprovecho la ocasión para hablar de este artista. Todo el mundo lo hace así que yo no podía ser menos.
La
gente que pase por la Tate podrá conocer las obras de este artista inglés desde
el comienzo de su carrera. Vamos, que se van a hinchar a ver lunares de
colores, píldoras, mariposas y animales conservados en formol. En esta
exposición se verá al famoso tiburón sumergido en formol The Physical Impossibility of
Death in the Mind of Someone Living/ La imposibilidad física de la muerte en la
mente de alguien vivo (1991).
Él
es el mejor artista del momento, el mejor valorado, el más polémico, el
artista más ambicioso y más influyente…al menos así se considera él mismo y
muchos expertos en el tema. Por mi parte, cada vez que leo algo sobre este
artista me viene a la mente el capítulo de los Simpson “Mamá y el arte de papá”
(capítulo 19 de la 10ª temporada) en el que Homer Simpson sin comerlo ni beberlo se convierte en un reconocido
artista con obras que surgen de la casualidad, sin ningún fundamento pero que
son elevadas a la categoría de arte según el criterio de especialistas
sedientos de arte.
Mamá y el arte de papá 10x19. Los Simpson |
Su carrera comienza en 1988 cuando él mismo organiza la
exposición Freeze
en un edificio vacío en Docklands reuniendo a 17 compañeros. Hirst presenta una
serie de cajas pintadas con látex y aquí entra en escena el afamado
coleccionista y mecenas de arte Charles Saatchi que alucina con su obra y se
convierte en su mayor mecenas, financiando su obra.
Hoy
se ha convertido en uno de los artistas más valorados en las subastas y las
galerías de arte contemporáneo, trabaja con ayudantes, de hecho una de sus
famosas series Spot painting (lunares
pintados sobre un fondo blanco)
la realizan sus ayudantes, él se limita a elegir los colores y el lugar
donde pintar los lunares. Lo mismo sucede con el resto de series como Spin paintings (es el resultado de tirar pintura sobre un liezo giratorio) o Pinturas de mariposa (collage a partir de alas desmenbradas de mariposas o de mariposas tropicales montadas sobre un lienzo pintado con pintalabios).
No
quiero quitar mérito a este artista para nada. Hirst siempre ha tenido muy
claro lo que ha querido y lo ha conseguido, esto es de admirar. Se ha propuesto
comercializar su obra, enriquecerse y crear una marca con su nombre. No hay que
valorar su obra por su calidad estética sino por la polémica que este artista
hace girar en torno a sus creaciones, por hacer del mal gusto algo caro, por
el marketing del
que se sirve para colarse en las casa de los más ricos y porque no se entiende su obra sin él y viceversa.
“Convertirse
en un nombre de marca es una parte importante de la vida. Es el mundo en que
vivimos” Damien Hirst. (El tiburón de 12 millones de
dólares, Dom Thompson, p. 79).
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