Los años 70 se
presentan como la década que da paso a un nuevo colectivo de artistas. Tras la
explosión feminista se empieza a hacer un hueco en el arte no sólo la mujer
blanca, europea y estadounidense y heterosexual. Comienza
un interés por la existencia de sociedades multiculturales y la diversidad
artística pues hasta el momento el feminismo norteamericano se había mostrado
muy poco sensible a los problemas raciales.
Entra en juego Shirin Neshat, artista iraní que
trabaja con medios audiovisuales que muestran la marginación que sufre la mujer
en su país de origen. Su obra tiene una gran carga emocional, busca los
prejuicios hacia la mujer y la sumisión de ésta.
Neshat, que en la actualidad trabaja en Nueva York, no pudo volver
hasta 1990 a
su país, desde entonces intenta subvertir los tópicos sobre la mujer islámica y
el control sobre la sociedad y la cultura.
Si hay un trabajo que caracteriza su obra son sus fotografías
pertenecientes a las serie Mujeres de
Allah (1994). Serie que realiza tras su regreso a su país de origen y que
pretende mostrar la situación de la mujer, su rol en la sociedad, las contradicciones
y juega con la ambigüedad, con la doble lectura que se puede dar a la imagen
dependiendo de la cultura que la interprete.
En
su fotografía Silencio rebelde (1994)
fusiona imágenes de sí misma con textos en árabe, textos que no son
comprendidos por el público al que va dirigido y se convierten en un elemento
estético. El significado de la imagen cambia por completo según la cultura que
la observe, el público occidental no es capaz de leer los textos e identifica
el chador negro con el que viste
Neshat como un símbolo de opresión, en cambio, en la cultura árabe esta prenda
abre las puertas a la mujer en la sociedad. En esta serie
aparece ella sola o acompañada por otras mujeres que sólo muestran manos,
rostro y pies, partes del cuerpo que según la ley islámica está permitido
mostrar.
Esta artista iraní sigue su camino hacia el
medio audiovisual, video instalación y cine. Women Without Men es su trabajo más ambicioso, su debut
en la cinematografía. Se trata de un film que muestra la historia de cuatro
mujeres durante los días del golpe de estado en Irán, 1953, vidas que se cruzan
y que encuentran consuelo en el tradicional jardín islámico donde escapan de la realidad. Este trabajo fue
premiado con el León de Plata a la Mejor Dirección en la Bienal de Venecia 2009.
Pero antes de llegar a este largometraje Neshat ha realizado trabajos muy
interesantes y de entre ellos quiero destacar Turbulent (1998) pues cuando lo vi me quedé literalmente con la
boca abierta. Sí, es poco académico decirlo así pero posiblemente sea ese el
objetivo de muchos artistas.
Turbulent es una videoinstalación de
unos 9 minutos dividida en dos pantallas. A un lado un hombre cantando, mirando
hacia la cámara, plano fijo, escuchado por su público que lo aplaude y lo
valora. Al otro lado, una mujer toda cubierta, que da la espalda a la cámara,
que canta frente a unas butacas vacías y cuya voz te envuelve y parece llevarte
a un lugar místico, la cámara gira en torno a ella y muestra su pasión. En este
trabajo vemos poesía, vemos cómo experimenta con los espacios culturales y
sociales reservados a unos y a otros. Obras destacadas de esta artista son Rapture (1999), Passage (2001) y The Last Word (2003)
video-instalaciones que permiten a la artista fusionar la historia de su país
con el impacto cultural que a su vez despierta.
Grande es el
interés que despierta su obra tanto por lo misterioso de la cultura iraní, por
la atracción hacia lo oriental y por su exotismo pero a su vez por la muestra
de la intransigencia y la marginación de este país hacia la mujer.
Turbulent, 1998, S. Neshat.
“Mi obra es un constante diálogo entre la
sociedad iraní, el islam y la condición femenina. Ser artista es ser consciente
de ti misma, de tu realidad", Shirin Neshat.
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